Que Zapatero haga las cosas tarde y mal no es algo que debiera sorprendernos, pues esta ha sido la tónica general de toda la legislatura. Lo sorprendete ahora es que acaba de tirar por la borda lo que habían sido los grandes pilares de su discurso social. No ha habido en España ningún Gobierno en la democracia que haya pegado un tijeretazo a los derechos sociales como el que acaba de pegar el Gobierno de ZP. Recorte salarial a los funcionarios, varapalo a los pensionistas, recorte de la ayuda al desarrollo y desaparición de esa medida de precampaña que no podía ser más populista, el cheque-bebé.
Quienes ayer escuchábamos en directo las palabras del presidente del Gobierno, sí, sí, de ese que hasta hace 4 días se negaba a tomar medidas y decía que estábamos como pepas, no dábamos crédito a lo que estábamos oyendo.
Hace un semana se producía la reunión entre Zapatero y Rajoy y fue el presidente el que, en una comparecencia pública que quedará para la historia, se negaba en rotundo a realizar cualquier recorte del gasto público que permitiera reducir el déficit. Pero claro Merkel, Sarkozy, el BCE, el FMI y hasta el mismísimo Obama han tocado el claxon a Zapatero y le han dicho que hasta aquí.
Por eso ayer un cabizbajo y acontecido presidente, salía al estrado y presentaba un plan que sólo consigue atacar a los más débiles y que no recortaba lo que hay que recortar, ministerios inútiles, gastos superfluos como el uso de las lenguas en el Senado, asesores del presidente etc, etc.
Pero lo más grave de todo no es esto, lo peor es la demostración del sectarismo más arbitrario del que están haciendo gala los sindicatos. Esto lo llega a hacer otro Gobierno y ya estarían con las cacerolas pegando en la puerta de la Moncloa, pero como es ZP, que le ha llenado el estómago agradecido durante estos años, una tibia crítica y un ya veremos. Este es el país que tenemos.