Entre bromas y en serio

(Esto va para info@upn.org: ¡Mira que os lo dije! ¡Que a mi hija no le gusta mi foto del blog! Así que  ¡ya me la estáis cambiando! Ya sabéis que en mi casa mandan las mujeres –y mandan muy bien-… y yo, teniente de alcalde allí también, sólo lo hago “en ausencia de”).

Alguno creerá que se me ha ido la olla; que… ¡cómo un político serio puede escribir estas cosas! Y yo le contesto: lo primero que tiene que hacer un político “serio” es “no tomarse excesivamente en serio” (aprender a reírse de sí mismo). En su justa dosis, no más. Quizás a los políticos, en ocasiones, nos falte un poco de sentido del humor.

Alguno dirá –y no le quito en eso la razón- que la cosa no está para muchas risas… Es verdad. Pero, ¿a qué viene todo esto?

Soluciones a los problemas de la gente

Considero que muchas personas, como tú amigo que me lees, estáis un poco hartitos de ver cómo políticos de tono grave, encantados de haberse conocido, donPerfectos y ariscos, se entretienen dándose zambra los unos a los otros mientras la casa se queda sin barrer. Estáis sobrados de políticos broncas, con agria capacidad de crítica al adversario y escasa capacidad de entendimiento, o de mínima autocrítica. De hecho hay más un de un azote del gobierno de turno que, cuando le toca recibir, evidencia una mandíbula de cristal. Y –esto es muy importante- falta sentido de Estado con las cosas de comer, ésas en las que habría que intentar alcanzar acuerdos: porque con las cosas de comer no se juega. Y menos, con la que está cayendo.

¿A qué viene esto?, insisto. Es verdad que más de uno y de dos disfrutan con enredar reabriendo heridas del pasado o intentando dividir a la sociedad, o con el “dales caña”. Pero es más verdad que hay muchos más de uno y de dos… (somos millones) que lo que piden es que trabajemos juntos por un futuro en convivencia; que no aspiran tanto a un “dales caña” cuanto a un “ofrecednos trabajo”, “mejorad nuestra economía”, “facilitadnos el acceso a la vivienda”.

Políticos honrados y con preparación

La gente, tú, los tuyos, los de tu alrededor, queréis y merecéis políticos honestos, preparados, eficaces. Constructivos; que resuelvan problemas y no que los creen. Que en vez de jugar a maniqueísmos ideológicos propios del XIX acrediten capacidad de entendimiento para el siglo XXI.

En mi opinión, no tenemos que mirar muy lejos para encontrar a esa clase de políticos. En dos palabras: Yolanda Barcina.

Decir Yolanda es decir claridad de ideas, valores, capacidad de gestión, sensatez. Ella así lo ha venido acreditando como alcaldesa, sabiendo alcanzar los acuerdos necesarios con los representantes de las diversas formaciones constitucionalistas: dialogando. Es verdad que algunos, desde la oposición, pretenden “desgastarla”, provocarla y meterla en las típicas espirales o dinámicas de descalificación al adversario, de bronca. Vano intento. Yolanda no es así. No es así. Yolanda es diferente. Y quizás ese “ser distinta” sea uno de sus mayores valores y atractivos como líder para los retos ilusionantes que nos propone para la Navarra del futuro.

Acabo ya, que no está bien hablar del jefe (ni siquiera un parrafito y aunque sea bien). Veo que acabarán riñéndome en casa y en el trabajo.  

Siempre me quedará pedir asilo político en mi blog. Eso sí… ¡si me cambiáis la foto!  

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