Con el Fuero, con Navarra, con futuro

Hoy, 3 de enero de 2019, se cumplen 40 años, que se dice pronto, de la fundación de UPN. Es verdad que fuimos 7 personas las que firmamos el acta fundacional, entre las que me incluía yo, pero UPN tuvo muchos fundadores, porque lo fundó una parte importante del pueblo navarro. Los partidos no se inventan. Existen en el pueblo. Y en un momento, con la recién estrenada democracia, en que estaba amenazada la continuidad de Navarra como comunidad foral y singular, existía la inquietud por defenderla ante el anexionismo vasco. Esa inquietud cristalizó en las siglas de Unión del Pueblo Navarro.

El desencadenante fue la Disposición Transitoria Cuarta, una puerta abierta para la integración en Euskadi recogida en la Constitución Española que muchas personas no creíamos necesaria. Pero UPN tuvo éxito porque había una importante masa del pueblo navarro que no estaba representada políticamente. Como solía decir el gran impulsor de UPN, Jesús Aizpún, habíamos echado una buena simiente, en buena tierra y con tempero. ¡Tan buena que 40 años después sigue dando buena cosecha!

Hoy, como ayer, valores que figuran en nuestro adn, como el apoyo a la pequeña y mediana empresa, la apuesta por el empleo como motor de la economía y principio fundamental de prosperidad y bienestar, una política social progresista, la igualdad de oportunidades, la libertad de elección en educación y la solidaridad, están más vigentes que nunca. Y más con un gobierno nacionalista-independentista que ha demostrado con hechos a lo que ha venido: a anteponer su ideología y su proyecto de incorporación de Navarra a Euskadi por encima del interés general de los navarros.

Hoy, como ayer, sigue siendo necesario ejercer la buena política, que es participar en la política con vocación de servicio. Y eso lo ha sabido hacer UPN como nadie a lo largo de su existencia. Así debe seguir siendo.

Hoy, como ayer, es necesario representar una opción de foralidad que no tiene nada de antivasquismo, que asume lo que de vasco tiene Navarra y que lo que pretende es mantener la personalidad de Navarra con todos sus componentes, incluido el vasco.

Hoy, como ayer, es necesario un partido que defienda el Fuero como lo que es, un elemento de integración y unión, no de separación. De pacto y consenso, no de división y de ruptura. Lo que diferencia no divide, distingue. El Fuero nos distingue y configura nuestra personalidad, pero no nos separa ni rompe la unidad de España, forjada con el sacrificio y las cadenas de Navarra.

La Disposición Transitoria Cuarta no tiene sentido. Ayer ya no lo tenía, pero si alguna vez lo ha tenido para sus defensores, ahora sí que no. Ha caducado. El nacionalismo vasco debe entender que esa oportunidad existió, pero que lo transitorio es transitorio y no puede seguir durando hasta la eternidad. Navarra es Navarra, siempre lo ha sido y así debe seguir siendo.

Cuando me preguntan: y si no existiera el problema de la anexión a Euzkadi y la Disposición Transitoria Cuarta, ¿UPN seguiría existiendo? Pues claro, respondo: el nacionalismo vasco y la disposición son cosas relativamente recientes, del siglo pasado podríamos decir, y la foralidad de Navarra, el sentimiento de pertenencia a una comunidad propia y diferenciada es anterior a la invención del nacionalismo vasco. Pero mucho anterior. Ese sentimiento ahora está encarnado por UPN, pero antes fueron otros los que defendieron el Fuero y lograron encauzar la expresión de autonomía y libertad que conservamos del pasado a través de los diferentes sistemas de gobierno. Siempre para convivir. Nunca para enfrentarnos con el resto de los pueblos de España.

Además, nadie ha llevado a cabo políticas más sociales y progresistas que UPN en todos estos años gracias a la capacidad de decisión que nos han permitido nuestros marcos de referencia: el Amejoramiento del Fuero y la Constitución Española.

Hoy más que nunca es necesario un partido foral y singular comprometido con la defensa de los derechos y las libertades en un territorio foral y singular, símbolo de libertad y de unión frente a la imposición y la exclusión.

No hay que olvidar que la palabra “unión” es la primera de nuestro nombre. De la unión profunda de gentes diversas nació Navarra. Y UPN nació de la unión de personas de diversa índole y convicciones, movidas por una idea común. Día a día debemos vivir esa unión, que exige el servicio a Navarra.

Hoy más que nunca es necesario un partido que defienda un Navarra que hunde sus raíces en el pasado, pero que no tiene miedo al futuro, una Navarra con valores permanentes pero abierta al progreso, a la innovación y a Europa.

UPN tiene futuro, porque Navarra y el Fuero tienen futuro y son futuro. ¡Larga vida a UPN!

 

 

 

 

 

 

Javier Gómara, primer presidente de UPN y expresidente del Parlamento de Navarra

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