Aprovechar el momento

Desde que comenzó la crisis económica hemos escuchado en boca de todos hablar de la necesidad de abordar las reformas estructurales necesarias que contemplen entre otras cuestiones un cambio en el modelo productivo. Todos somos conscientes que no podemos seguir gastando de la misma manera sin pensar en la forma de producir más. Ahora, después de dos años de proponer medidas anticrisis que poco o nada han servido para frenar el paro ni para aumentar el crecimiento económico, el Gobierno ha optado por dar un giro a toda su política económica y recortar el gasto público.

El pasado viernes finalmente se aprobó el decreto-ley de recorte de gasto público que supone el mayor tijeretazo social de la historia, con una bajada de sueldo a casi tres millones de funcionarios y con la congelación de seis millones de pensiones. Muchos de nosotros que no somos expertos en economía no entendíamos como para hacer frente a la crisis económica todas las medidas que planteaba el gobierno eran “gastar más”, los 420 euros, los planes “E”, los 20.000 millones de euros del decreto Zurbano aprobado hace tan solo un mes y ahora, aunque podamos discrepar por muchas razones, el decreto aprobado es una medida que vemos lógica ya que supone “gastar menos”, pero desde luego no es la medida más justa.

Digo que no es justa porque puede parecer que los funcionarios y los pensionistas son el problema y eso no es cierto, el verdadero problema es una mala política administrativa continuada en los años que ha ido duplicando un gasto que ahora hay que recortar. El verdadero problema es que existe una estructura administrativa mal hecha en la que hay duplicidades y en la que durante el tiempo de bonanza las distintas administraciones se “pegaban” por ejercer más competencias.

Ahora nos encontramos con una administración sobredimensionada y todos somos responsables de ello. Hemos contribuido a que exista un comportamiento «acomodado» por parte de los ciudadanos que se han acostumbrado a un modelo de administración de prestaciones y excesivamente “paternalista”.

Ahora tendremos que explicar con claridad el coste que tiene una administración de este tipo y aprovechar el momento para hacer un análisis en profundidad de la administración, de los servicios que se prestan, del coste que tienen y sobre todo de la necesidad o no de prestarlos.

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