Regresión democrática

La juventud es una etapa de la vida en la que el impulso rebelde  de transformación de la sociedad late con fuerza, pero mientras la mayoría de los jóvenes trabajamos de manera cívica en la defensa de nuestros proyectos, hay quienes, en este caso desde posiciones de «izquierda», luchan por imponer su concepción histórica, por construir un futuro basado en los odios ya superados del pasado y por impedir la libertad democrática de exponer unas determinadas ideas, eso si, casualmente las ideas que se tratan de impedir son siempre las mismas.

Es intolerable que en la España del siglo XXI, un partido, como es el Partido Popular, que arrastra a casi la mitad de los ciudadanos, se vea obligado a cambiar de recintos algunos de sus actos, a proteger a sus dirigentes y esté sometido a una campaña orquestada con la única finalidad de callar su proyecto político.

Estos hechos no son fruto de la casualidad. Nuestro país vive una tensión política sólo comparable a los años finales del franquismo. El Gobierno de España trata de reeditar las dos Españas del 36, impulsando una política que sólo busca dejar al margen al Partido Popular, negarse a debatir sus posiciones, escenificando además estos hechos, como lo ocurrido con la foto de los portavoces que apoyan al Gobierno manifestando públicamente su negativa a tratar las cuestiones presentadas por el PP con relación al 11M.

Este tipo de situaciones propiciada por el Gobierno y sus acólitos, sólo sirven para crispar, enfurecer y en último término radicalizar a muchos ciudadanos, algunos de ellos jóvenes, que responden después con ataques a los militantes del PP.

El Gobierno de España no puede seguir generando odio hacia el adversario político,sino que debe trabajar en un debate real de las propuestas, de las ideas y las convicciones.
En su mano está que podamos construir un país verdaderamente libre, o que sólo ellos, sean los que pueden hablar en libertad. ¿Qué camino tomarán?

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