(UPN/30.8.2011) El diputado de UPN, Carlos Salvador, ha manifestado esta mañana durante el debate de toma en consideración del proyecto de reforma de la Constitución para fijar un límite de endeudamiento público en la Carta Magna, que lo mejor de la reforma es “el camino de acuerdo y diálogo recorrido por los dos grupos mayoritarios de la Cámara, que algunos venimos demandando desde hace años y que la gravedad del momento histórico requiere”.
“Y con él, la constatación de que deberemos afrontar el futuro con más consenso, más respeto y más concordia. Sólo así, teniendo conciencia clara de la necesidad de colaborar todos juntos, podremos acometer los múltiples y difíciles retos que nos deparará la nueva legislatura”, ha declarado el regionalista.
Asimismo, Salvador ha destacado que esta reforma “positiviza una disciplina en la gestión de lo público que nos debemos creer y que debemos explicar a la ciudadanía para que la entienda y comparta”.
El diputado regionalista, que ha defendido el principio de que “no debemos gastar más de lo que podemos financiar, para no caer en el sobreendeudamiento actual”, ha anunciado el voto favorable de UPN a la toma en consideración, pero también ha señalado que “la norma quedaría coja si no contempláramos qué hacer si esta limitación no se cumple o si no se hace cumplir”.
“Sería un error aprovechar la concreción, vía Ley Orgánica de esta modificación, para devaluar los compromisos y la disciplina que se quiere transmitir“, del mismo modo que también constituiría un error “aprovechar su tramitación para limitar la autonomía y responsabilidad fiscal y financiera de las Comunicades Autónomas como mi partido defiende”, ha destacado Salvador.
Disposición Transitoria Cuarta
Por otro lado, el diputado regionalista ha avanzado que llegado el caso de que fuera planteada una reforma constitucional, “UPN defenderá y pedirá el apoyo de los grupos de la Cámara para la supresión de la Disposición Transitoria Cuarta”.
“Navarra ya recorrió su propio camino constitucional y por tanto ésta previsión, que no tendría otra explicación histórica que la de satisfacer determinadas urgencias políticas y presiones y chantajes de algunos, ya no tiene ninguna virtualidad”, ha concluido.
