Leo en la prensa que el Delegado del Gobierno en Madrid, D. Constantino Méndez, declarará como testigo en su propio despacho y no en el Juzgado como estaba previsto. Lo hará con ocasión de una denuncia por presunta detención ilegal y vulneración de derechos fundamentales de dos afiliados del PP que acudieron a una manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo.
A la Delegación del Gobierno deberán trasladarse, pues, para tomarle declaración a D. Constantino, el titular del Juzgado de Instrucción, el secretario judicial y el fiscal del caso. Además, claro, de los representantes y letrados de las partes personadas en la causa.
Informa El Mundo de que «la potestad de declarar en el despacho está reservada a los Altos cargos de la Administración y ha sido la elegida por Constantino Méndez», que ha querido hacer de obligado cumplimiento allá cada cual- lo de que, no yendo el Delegado a la montaña, la montaña deba ir al Delegado.
No sé por qué, todo esto muy legal y seguro muy legítimo- me ha traído a la memoria el recién aprobado «Código de Buen Gobierno» del que tanto presume el cada vez más populista -y menos popular- Zapatero; las buenas prácticas, el talante, lo de eliminar los excelentísimos… Ya saben, aquello de lo que siempre alardea ZP: «Derechos, ciudadanía, liberté, egalité, fraternité». Fraternité, sí, pero… hermanos, que no primos. Así que cuando conviene, a jugar, en casa. O mejor dicho, en el despacho.
Será legal, pero me chirría que el progre D. Constantino decida acogerse a esa «particularidad de Alto cargo» y haga remover Roma con Santiago para no desplazarse él al Juzgado, tras vocear su Gobierno lo de «la igualdad ante la ley y la austeridad en el uso del poder»; ¿tanta austeridad le habrá privado de chófer?
El Código tiene entre sus principios evitar ventaja alguna seguro que ésta no lo es-, someterse a las mismas condiciones y exigencias previstas para el resto de los ciudadanos, la credibilidad, la accesibilidad…
Para accesible, nuestro Delegado: llano y sencillo; y lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Que cuando hay que dar leña al Gobierno de Navarra o a UPN, le sobran Chivite y toda la oposición. Y que si hay que desarrollar tareas oficiales relevantes, lo mismo te atornilla que te inaugura una placa; que no es que te la descubra, que te la atornilla e inaugura. Y con la mayor naturalidad.
Eso son Delegados. Y que nadie me diga que se deshace por salir en la foto con el taladrador; que me sé yo que él no busca protagonismo; que, como Zapatero, escapa de poses y frases vanas y rehuye pudorosamente toda exhibición gratuita.
¡Ah! Y cumple a pies juntillas lo de realizar campañas de información «evitando cualquier actuación que las aleje de su contenido y sin manifestaciones externas inapropiadas». Pues eso.