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¿Vuelve Batasuna?

Después de unos años de serena y continuada lucha contra el terrorismo, fruto del acuerdo entre los dos grandes partidos nacionales, vuelven a asaltarnos las dudas y las preguntas sobre lo que está ocurriendo con ETA y alrededor de ETA.

De un tiempo a esta parte  ha ido cobrando fuerza el debate en torno al fin de ETA y a la posibilidad de que Batasuna vuelva a formar parte de las instituciones democráticas.  Son muchos los acontecimientos que se han ido sucediendo de forma vertiginosa, casi sin darnos cuenta,  y hoy es el día en el que este tema está en todas las tertulias y en todos los medios.

Un día nos despertábamos con una intervención policial que golpeaba duramente a ETA y acababa con varios de sus miembros en la cárcel. Otro día escuchábamos por boca del Ministro Rubalcaba que en la prisión de Nanclares de Oca no hay presos de ETA, a pesar de saber que en dicho penal están los más sanguinarios de la banda. Otro día nos enterábamos de la concesión de permisos penitenciarios a etarras con largas condenas.   

Otro día era noticia un comunicado de ETA declarando una tregua. Otro día la ilegalizada Batasuna y EA firman un acuerdo en Bilbao por el Estado vasco. Después se juntaron en Gernika con Aralar, Eusko Alkartasuna y Alternatiba firmando otro documento que llamaron «Acuerdo para un escenario de paz y soluciones democráticas” en el que  se erigían en protagonistas necesarios para alcanzar la paz, involucrando en esta misión a la comunidad internacional.

Y lo último que hemos escuchado es que Batasuna tiene ya organizado un nuevo partido con el que concurrir a las elecciones,  y a pesar de decir que tienen todo perfectamente programado para ser legal,  todavía no han dicho que ese partido condena la violencia.

Hemos pasado de ver como unos partidos democráticos como Eusko Alkartasuna o Nabai firmaban acuerdos con Batasuna para servirles de instrumento en su objetivo de presentarse a las elecciones,  a que hoy la mayoría de  los partidos nacionalistas e incluso el propio partido socialista estén dando por segura una inminente legalización de Batasuna.

El escenario que se nos ofrece es una condena de Batasuna a la violencia y previsiblemente, con posterioridad, un nuevo comunicado de ETA anunciando el cese definitivo de la violencia,  ambas cuestiones a todas luces insuficientes para permitir la entrada de Batasuna a las instituciones.

Creo que es importante, en este momento del debate insistir en dos ideas fundamentales, una es que en el final de ETA no tenemos que tener prisa, ni buscar atajos.   Hemos aguantado muchos años de terrorismo en este país como para que tratemos de cerrar esta historia en falso. 857 personas han muerto a lo largo de los últimos cincuenta años en manos de ETA convirtiéndose en mártires involuntarios de nuestra España democrática,  y han sido 857 ocasiones las que ha tenido Batasuna para condenar esos asesinatos y no lo ha hecho.

Han visto como morían sus compañeros de escaño en ayuntamientos y han sido insensibles al sufrimiento, han señalado y puesto en la diana  a algunos de esos 857 muertos y no se han inmutado al verlos caer. Luego ahora, no seamos tan ingenuos ni esperemos de ellos gran cosa, antes deberán dar muchos pasos de esos que exigen al gobierno y a los demás para hablar de pacificación.

No me creo que quienes siempre han apostado por bombas ahora  de la noche a la mañana apuesten por votos si no es como estrategia. Así que no tendríamos que dejarles que les resultase tan  sencillo limpiar su historial de apoyo y colaboración  a la violencia sólo por el hecho de que digan que ahora, en este momento, no tiene sentido la lucha armada. ¿Y en estos cincuenta años pasados? ¿La ha tenido?

Para mí desde luego esta supuesta renuncia que pueda hacer Batasuna a la violencia no les confiere el  título de demócratas como para integrarlos sin más en nuestra actividad política y permitir su entrada en las instituciones democráticas. ¡Que menos que exigirles además que reconozcan sus errores al haber sido durante tantos años cómplices de semejante exterminio!

Y la otra idea es que ETA se está agotando no sólo por el acoso y la persecución policial y social, sino sobre todo por la falta de recursos económicos. Hasta la fecha ETA no ha anunciado en ningún momento su disolución ni el abandono definitivo de las armas y, una vuelta de Batasuna a las instituciones les puede proporcionar los medios necesarios para volver a ser lo que siempre han sido.

Mantengamos la firmeza contra ETA y no nos desviemos de nuestro objetivo final que no es otro que acabar con la banda y devolver la libertad y la paz a nuestro país.  En esto estamos todos los que creemos que por encima de los intereses territoriales, partidistas y particulares están las personas, su dignidad y su libertad. ¡Que menos que darnos un tiempo para la reconciliación en el que Batasuna vaya incorporando los valores democráticos que ha burlado durante toda su historia política!

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