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Gobernar requiere 26 votos

La Vicesecretaria de proyección social del PPN contesta a mi artículo «Objetivo, abatir a UPN», publicado en el DN, con el suyo «Victimismo en UPN». En su réplica, la autora se ha enredado excesivamente en aclarar si había habido ocasión o no para mantener una cadena de réplicas y descalificaciones entre los líderes de ambos partidos. Yo afirmaba que la polémica se provocaba «con ocasión o sin ella», por lo tanto me manifestaba abierto a conceder, en ocasiones, motivos al PPN. La respuesta no merecía la pena.

Además, se ha entretenido interesadamente en espigar algunas acciones de gobierno que, a su parecer, revelan la cesión de UPN al PSN en el último pacto presupuestario firmado. No podía ser de otro modo, los pactos sólidos, entre otras importantes cuestiones, requieren justas cesiones a la otra parte. En caso contrario no hay pacto, sino imposición, y con ello no se va a ninguna parte, porque desde el inicio queda viciado el principio de lealtad, fundamental en los pactos y a los que concede firmeza y estabilidad. Tampoco, por evidente, la cuestión merecía ser objeto de réplica.

No obstante, en sus apreciaciones, la autora olvida que las espigas recogidas han garantizado la recolección de la cosecha. Es decir, alcanzar la gobernabilidad y la estabilidad institucional necesarias para que los intereses del ciudadano, en un año preelectoral y en plena crisis económica, sean objeto de atención. Así, el Gobierno de Navarra mantendrá el rumbo apuntado en el último trimestre del año 2009: tendencia hacia el crecimiento económico (se ha crecido el 0,5% del PIB), confirmará la salida de la recesión y, esperemos, creará empleo. ¿O habría sido mejor un año sin presupuesto, un gobierno maniatado, sin iniciativa ni para conceder las espigas, en minoría parlamentaria expuesto a los avatares de lo que se denomina aritmética parlamentaria?

Lástima que en la réplica se haya deambulado por las ramas y no se haya aprovechado la oportunidad para descender a lo fundamental. Lo que describía mi artículo no era una situación de victimismo, sino la estrategia de los grupos políticos para «erosionar el espacio electoral de UPN» con objeto de alcanzar el poder en el año 2011. ¿Cuál es la estrategia del PPN? ¿La de Martínez Pujalte, polémico diputado del PP, que ha dicho recientemente que votar a UPN es votar al PSN? Con más rigor se puede afirmar cosa distinta: votar al PPN es dar mayor opción al PSN y, no lo olvidemos tampoco, a otras fuerzas.

Tenemos la perspectiva de siete elecciones regionales al Parlamento de Navarra. Aquí adquiere el verdadero sentido la afirmación de Sanz: «firmaba por más años de Gobierno de UPN-PSN siendo presidente aquel que mantuviera mayor número de votos». Ninguno de los dos partidos por sí solo en este período ha alcanzado la cifra de los 26 parlamentarios que dan la estabilidad institucional necesaria.

Este hecho pronto lo entendió UPN y apoyó al Gobierno del PSN en 1987 el cual cedió los pactos de financiación de la enseñanza privada y los acuerdos básicos para efectuar las transferencias de Educación y Sanidad. Con alguna dificultad lo entendió el PSN en 1991, 1996, 1999 y 2007 facilitando un amplio período de estabilidad institucional a los Gobiernos de UPN. Precisamente este período de estabilidad ha permitido triplicar el PIB de Navarra, sus presupuestos educativo y sanitario y colocarla entre las 35 regiones más desarrolladas de Europa.

Los resultados electorales de 1995 y en especial los conseguidos por el conglomerado nacionalista en 2007 visualizaron otras mayorías distintas a la señalada. Estas no son meras hipótesis, según corrobora el intento de conformar un mal llamado pacto de progreso para alcanzar el poder con el PSN y otros grupos de la Cámara. Tome nota el PPN y, por si acaso, «mantenga abiertas todas las vías de comunicación y colaboración posibles con UPN».

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