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Las distintas varas de medir

No es mi intención la de reabrir viejas heridas ni buscar culpables. El tema ya  dio mucho de sí entonces, y no sólo en Navarra, sino en todo el país. Fuimos, a mi entender, injustamente tratados.  Y hoy,  superado el trance,  nos enfrentamos de nuevo a la tramitación de los presupuestos generales del Estado,  y sabemos que este tema volverá a ser utilizado por  todos nuestros competidores políticos; PPN, PSN, NaBAI, IU  y ahora también CDN,   para buscar desgastar al Gobierno de Navarra y también al partido del gobierno; UPN. No entraré a analizar la postura de UPN ante este  debate presupuestario, aunque sí sé que UPN defenderá el interés general por encima de sus propios intereses buscando siempre lo mejor para Navarra y los navarros, entendiendo que somos España y, como consecuencia,  nuestros intereses los entendemos dentro del interés general de todos los españoles.

Lo que me mueve a escribir este artículo es la noticia de que los tres diputados vascos del Partido Popular no han asistido a la votación que daba luz verde a la tramitación del «blindaje» del concierto vasco porque querían hacer constar su discrepancia con el grupo popular en el Congreso de los diputados, único grupo que ha votado en contra. La dirección del Partido Popular, una vez más, ha dejado claro que prefiere sacrificar los intereses de una comunidad autónoma a cambio de su interés partidista, entendiendo que le es políticamente más rentable oponerse a todo lo que suponga dar oxigeno al   partido socialista, a pesar de que, como en este caso, la iniciativa viniese avalada con el voto favorable de sus propios diputados. En cualquier caso, ya veremos cómo -y es lo que quiero resaltar- esta ruptura de disciplina de voto por parte de los diputados vascos, ni tiene consecuencias, ni será sancionada,  ni criticada por sus propios compañeros de grupo. El Partido Popular  sabe que tiene un compromiso de gobierno en el País Vasco con el Partido Socialista y  han pactado  con  sus tres diputados la ausencia de la votación para escenificar   una postura diferente a la oficial.

UPN quiso abstenerse el año pasado en los presupuestos del Estado porque consideró que era lo más acertado para garantizar la gobernabilidad de Navarra. Y el Partido Popular no aceptó nuestra abstención, y amenazaron con la ruptura. Y UPN, in extremis, y para salvar el pacto,  planteó al Partido Popular,  la posibilidad de que nuestro diputado se ausentara de la votación, o sea, como ayer hicieron los diputados populares vascos. Y el Partido Popular no transigió considerando nuestra abstención una grave afrenta  y decidió romper unilateralmente el pacto con UPN.

En resumen, que existen distintas varas de medir en el Partido Popular. Estos hechos nos demuestran que la vara que el Partido Popular utilizó con UPN fue la más exigente e intransigente, y eso aún a sabiendas de que UPN era un partido diferente, con voz propia,  no era ninguna franquicia ni delegación del Partido Popular en Navarra y, lo que es más grave,  a sabiendas también de que en el pacto firmado entre ambos partidos figuraba una cláusula excepcionando cuestiones como la que ayer se les planteó a los diputados populares vascos.

¿Que conclusión debemos sacar de todo esto?  Pues que los partidos nacionales deben darse cuenta de que el Estado autonómico que nos hemos dotado genera unas necesidades que, un partido centralista no siempre resuelve. Lo que ayer pasó con los vascos, antes ya pasó con los murcianos y los aragoneses, pasa continuamente con los catalanes y pasará, en su momento, con los populares navarros. Donde seguro que ya no va a pasar es con los representantes de UPN en las cortes. En UPN podemos atender las necesidades de nuestros representados y ser dueños de nuestras propias decisiones atendiendo en primer lugar los intereses de los navarros sin olvidar nunca el interés general de España.

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