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¿Quién responde a las mujeres?

María Jesús Vicente, Presidenta de la Asociación Blanca de Navarra (UPN)

En esta fecha, se organizan cada año diversos actos desde las instituciones y organismos públicos y privados que tratan de captar la atención sobre la situación de la mujer y que movilizan a hombres y mujeres en la dirección de la igualdad. Las mujeres que formamos Blanca de Navarra también tomamos parte en esta intensa corriente de acción y de pensamiento.

Sin dejar nuestro compromiso con el progreso y la participación de la mujer en Navarra, este año queremos situar nuestra reflexión en un espacio que trasciende lo local y que nos permite situar a la mujer en el mundo del siglo XXI, que no conoce fronteras, que nos concierne y en el que deseamos intervenir contra la pobreza, la injusticia y la desigualdad. 

El Fondo de Desarrollo de Naciones Unidas para La Mujer (UNIFEM) analiza el progreso de las mujeres en el mundo en el último año. Comienza con una pregunta: ¿Quién responde a las mujeres?

Para que los derechos de la mujer se traduzcan en progresos sustantivos en la vida de todas nosotras a nivel planetario y para que la igualdad entre sexos sea una realidad en la práctica, las mujeres debemos estar en condiciones de exigir a quienes ostentan las responsabilidades sociales y políticas que rindan cuentas: porque se hace caso omiso de nuestras necesidades y se infringen nuestros derechos en la mayor parte de los países.

Mejorar la rendición de cuentas hacia las mujeres comienza por aumentar el número de mujeres involucradas en la toma de decisiones públicas a todos los niveles. Hasta la fecha, la proporción de mujeres es pequeña en los órganos legislativos de todo el mundo (una por cada cuatro hombres). Una discriminación de esta escala, después de decenios de compromisos nacionales e internacionales, es sintomática de una crisis en la rendición de cuentas.  Pero no se limita a ello, es que no se gobierna bien.

La buena gobernanza necesita a las mujeres y las mujeres necesitan la buena gobernanza para que se dé cumplimiento, a escala internacional y nacional, a los compromisos en pro de la igualdad de derechos y obligaciones de hombres y mujeres.

No puede hallarse ninguna solución duradera a los problemas sociales, económicos y políticos más acuciantes de nuestra sociedad sin la cabal participación y plena habilitación de las mujeres en el mundo. La igualdad entre sexos es un factor esencial para alcanzar en el mundo paz y seguridad, para garantizar el respeto a derechos humanos y el desarrollo.

Ya en la cumbre mundial de 2005, los Gobiernos de todas las naciones acordaron que el progreso de la mujer es el progreso de todos. Entonces, ¿cual es la razón de la exigencia de una respuesta a las mujeres?

A escala mundial, más del 60% del trabajo doméstico sin remuneración está realizado por mujeres. Las mujeres ganan un 17% menos que los hombres. En África subsahariana hay 3 mujeres afectadas con el VIH por cada 2 hombres y en algunas partes del mundo 1 de cada 10 mujeres muere por causas relacionadas con el embarazo. Alrededor de un tercio de ellas sufrirá violencia, por ser mujer, a lo largo de su  vida.

Con estos hechos está clara la razón para intensificar la exigencia de respuestas a las mujeres. El trabajo debe centrarse en el futuro inmediato en cinco esferas claves: la política y la buena gobernanza, el acceso a los servicios públicos y a las oportunidades económicas, la justicia, la distribución de la asistencia internacional para el desarrollo y la seguridad. En todas ellas la rendición de cuentas hacia las mujeres requiere urgentemente ser fortificada.

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