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¿Fueros ilegítimos?

Javier Pomés, Eurodiputado de UPN

La publicación de las balanzas fiscales ha sido una maniobra del ministro Solbes para desviar la atención de los españoles de los graves problemas de nuestra economía. Es bien sabido que hay muchas maneras de calcular  las balanzas fiscales y que sus resultados no son coincidentes. La trifulca que se ha originado sobre el sistema de la financiación autonómica no conduce sino a crispar el país y que, ocupados en ese debate, no reivindiquemos soluciones a la crisis que padecen las familias españolas.

Conviene recordar que los impuestos no los pagan los territorios sino las personas físicas y jurídicas, como titulares de beneficios privados. Por eso, lo esencial no es el dato de cuánto paga y cuánto recibe cada región, sino si sus ciudadanos soportan la misma presión fiscal, en condiciones homogéneas de renta, y si reciben similares prestaciones sociales, en condiciones homogéneas de necesidad. En eso consiste la justicia social entre los miembros de un Estado.

Más que el debate economicista, el que debiera importar es la relación calidad-precio de las prestaciones: qué recibimos y cuánto nos cuesta. Para mi es igual de legítima una alta presión fiscal, como en algunos países  nórdicos que ofrecen muchos servicios públicos, que una fiscalidad baja, tipo americana, con pocas prestaciones  Y como en Navarra, de siempre, esto es antes que el País Vasco existiera como tal, hemos venido decidiendo cuánto y cómo gastamos, lo lógico es que también podamos pedir a nuestros contribuyentes cuánto deben pagar a cambio.

En la UE se abre camino cada vez más la idea de la competitividad fiscal. En el Parlamento Europeo somos mayoría los que huimos de las tendencias armonizadoras en la fiscalidad directa, sea de personas o sea de empresas. En ninguna directiva se indica que los españoles debamos pagar los mismos impuestos que los irlandeses, como tampoco el que no coexistan distintos sistemas fiscales dentro de cada Estado. A este respecto, la sentencia sobre Las Azores es aleccionadora para Navarra. La eficacia económica impone una sana competencia fiscal en toda Europa, que proporcione libertad para fijar la presión fiscal y los servicios públicos gratuitos que quiera dar cada país.

En esta crisis económica, interesa más saber cómo nos va en España, y como les va a quienes supieron verlas venir y adecuar su estructura de gasto social a tiempo. Y yo lamento, por ejemplo,  que no tengamos ya el Plan Hidrológico Nacional, tan bien financiado con fondos europeos, que el gobierno Zapatero cambió por unas promesas de desaladoras carísimas y que en cinco años aun no han visto la luz, o que la enseñanza española esté tan necesitada de una mejora de calidad, etc. En Navarra tenemos de forma legitima y legal, de siempre, una gran capacidad de decidir cómo gastamos lo recibido de impuestos. Y no lo debemos hacer tan mal, en infraestructuras, en agua, en educación, en sanidad, en energía, etc.

Sr. Arteta, es legitimo, siempre lo ha sido, pactar nuestro convenio económico  y llegar a acuerdos, decidir cuánto gasto queremos pagar entre todos y, sobre todo, administrar bien el dinero recibido de los impuestos. A Navarra le va bien. Y a Vds también les debiera ir bien.  Si no es así, cada uno en su casa y Dios en la de todos.

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