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A todos los balseros virtuales

Fermín Alonso, Concejal de Participación Ciudadana y Nuevas Tecnologías del Ayuntamiento de Pamplona

Cuando hablamos de la Red solemos hacerlo como optimistas militantes, creyéndonos casi que  vivimos en aquel futuro de las películas de los 80 según las cuales nuestros coches deberían volar; tendríamos implantados chips y no seríamos nada sin ese robot mayordomo que plancha nuestras camisas, limpia el suelo y hace la comida… ¡y nos recuerda que hoy es nuestro aniversario e, incluso compra las flores para tu mujer, porque sabe que tú eres un desastre!

¿E Internet? Una maravilla mire usted. Leo cualquier periódico, revista o panfleto; estudio y, además, facilita las compras, el acceso a nuevos puestos de trabajo, garantiza la libertad de expresión… Ojalá.

Internet es mucho más que correo electrónico, películas pirata o recetas de cocina instantáneas en nuestra pantalla. Y también mucho menos de lo que debería ser. Y es que Doc, de Regreso al Futuro, y sus colegas con hombreras se pasaron de optimistas.

El acceso a Internet está lejos de universalizarse; sigue vedado en muchos países, y no sólo por el precio o la dificultad de llevar la red hasta entornos rurales. Varios gobiernos (China, Cuba, Siria…) siguen aplicando una inquisitorial censura sobre contenidos y aplicaciones que impide  su libre desarrollo.

Por su parte, las grandes empresas, temerosas de perder su trozo de pastel, han entrado, cómplices, al juego de estos regímenes. Algunas, tan cool y buenrolleras como google, han capado  sus sistemas para contentar a estos regímenes.

Y claro, la gente en Pekín puede seguir mandando correos y recibiendo su receta de pollo Taipei; pero no puede acceder a blogs occidentales o escribe bitácoras inaccesibles desde su propio país, como ocurre con  «Generación Y»en Cuba.

Pero estos internautas «a bordo de una balsa virtual», como explican en el blog «Potro Salvaje», de la Isla, hacen oír su voz más allá de los muros digitales levantados por su Gobierno e incluso obtienen pequeñas victorias guerrilleras, medias horas durante las que son capaces de esquivar el cinturón de castidad de la censura. No se rinden.
«Tengo la firme convicción de que estamos entrando colectivamente en una nueva era que ofrece enormes posibilidades, la era de la Sociedad de la Información y de una mayor comunicación humana. En esta sociedad incipiente es posible generar, intercambiar, compartir y comunicar información y conocimiento entre todas las redes de telecomunicaciones del mundo», continúa el manifiesto. La potencialidad de Internet para democratizar sociedades, garantizando los derechos de Expresión e Información es inmensa y en nuestras sociedades disfrutamos de su embrión.

Dediquemos este día a todos aquellos que no conocen o no pueden disfrutar libremente de esta herramienta, que es mucho más que un gran supermercado virtual o un Correos instantáneo.

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