La Navarra que utiliza la lengua como vehículo de adoctrinamiento nacionalista
La Navarra que acepta que se multe a quien rotule su establecimiento en castellano
La Navarra que fomenta la delación anónima entre sus ciudadanos para que se sancione
al que no habla una determinada lengua
La Navarra que admite una historia oficial falsa de su propia personalidad como
comunidad diferenciada
La Navarra que está dispuesta a renunciar a su propia personalidad histórica por la
expectativa de una poltrona
La Navarra que prefiere odiar a España en vez de valorar los lazos que nos unen a los
otros españoles
La Navarra que basa su bienestar en el pensamiento nacionalista obligatorio
La Navarra que prefiere diluir su realidad institucional en un proyecto político sin
diseñar
La Navarra que concentra esfuerzos estériles en reivindicar identidades étnicas que
nunca forjaron comunidad política alguna
La Navarra «esencialista» y miedica, que impide el mestizaje de culturas
La Navarra que sólo ve lo negativo de las sociedades abiertas
La Navarra que olvida el pasado
La Navarra que admite niños terroristas que destrocen tumbas de héroes nacionales
La Navarra que no admite la libertad de expresión
La Navarra del árbol y las nueces
La Navarra que respeta más la opinión amenazante del matón que la voz reconciliadora
de sus víctimas
La Navarra consumista y burguesa que sólo se moviliza para defender sus privilegios
La Navarra que sólo se reconoce cuando se opone a algo
La Navarra que cree que todo está hecho
La Navarra que cree que no hay nada más que mejorar
La Navarra relajada, y sobrealimentada, que no se esfuerza por progresar
La Navarra que no cree necesario innovar y cambiar
La Navarra que no sabe integrar a los que vienen de fuera
(La Navarra que no sabe, siquiera, donde están enterrados los monarcas más relevantes
del Antiguo Reyno de Navarra)
La Navarra que no sale al exterior
La Navarra que no se muestra amable y respetuosa con el vecino