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Sanz recuerda al PSOE que la unidad de los demócratas es fundamental frente a ETA

El presidente de UPN, Miguel Sanz, ha participado  en una conferencia organizada por la Fundación Diálogos bajo el título «Navarra en España». Sanz ha recordado que fue Zapatero quien rompió «el eje fundamental de la lucha contra el terrorismo: la unidad de los demócratas y el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo».

También ha criticado la ambivalencia del PSN,  «que se escuda en obviedades», y que las decisiones se tomen desde la sede socialista de Madrid. Además, ha afirmado que «los navarros deberían conocer claramente las posturas de cada partido con relación a la pregunta fundamental sobre el futuro de Navarra y esto es tan importante que no admite ni ambigüedades ni lenguajes oscuros».

Además, Sanz ha asegurado que el PSN debe explicar por qué rompe el consenso tradicional con UPN sobre temas básicos que sirve de «blindaje» frente a los nacionalismos excluyentes.

Discurso completo de Miguel Sanz

Primero quisiera manifestar mi agradecimiento a la Fundación Diálogos, y especialmente a su Presidente, Juan Pablo de Villanueva, por haberme invitado a este simposio, oportunamente titulado «Navarra en España».

Y digo oportunamente, porque en las próximas elecciones está en juego nada más y nada menos que el encaje de la Comunidad Foral de Navarra en España.

¿Por qué ahora?

Porque el alto el fuego permanente de ETA ha alterado el escenario político de los últimos años. El Gobierno de España, impulsado por «los deseos infinitos de paz» del Presidente Zapatero, ha roto el eje fundamental de la lucha contra el terrorismo: la unidad de los demócratas, y su concreción más eficaz: el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo. Por mi parte siempre he defendido, y hoy más que nunca, que es absolutamente necesaria la unidad de los demócratas para acabar con el terrorismo.

Este preocupante escenario actual a nivel nacional, lo es aún más a nivel de Navarra. Ante estas afirmaciones, algunos de ustedes podrían pensar que estamos instalados en el alarmismo. Permítanme a este respecto recordarles las reivindicaciones nacionalistas y las respuestas que hasta ahora se han dado desde el Gobierno del Presidente Zapatero.

Los portavoces de Batasuna nos dicen en voz cada día más  alta:

«Euskalherria, sin Navarra, su columna vertebral, ni siquiera se sostiene en el mapa.»

Por otro lado, los nacionalistas democráticos, concretamente el PNV, por boca de Erkoreka, declara textualmente que:

«…creo sectario dejar que Navarra decida su destino al margen del País Vasco.»

Muchas podrían ser las declaraciones similares que podría citar, pero basten, por su claridad y contundencia, las dos que acabo de recordar.

La respuesta a todo este tipo de declaraciones es:

«El destino de Navarra lo decidirán los navarros».

Esta respuesta se puede valorar como una simple obviedad,  ya que, en democracia, por supuesto que Navarra será lo que decidan los navarros, faltaría más. Pero es más grave que una obviedad. La afirmación de que el destino de Navarra lo decidirán los navarros, contiene el mensaje implícito de que dicho destino todavía no está decidido, como si estuviéramos en un período de provisionalidad hasta que realmente llegue el momento de decidir su futuro. Es esta interpretación la que lleva exactamente a un alineamiento con los planteamientos y objetivos nacionalistas.

Ante esa falta de claridad en el lenguaje y ante lo que está en juego en las próximas elecciones de mayo de 2006, el Gobierno de Navarra formado por UPN-CDN trabajamos para mantener la mayoría absoluta porque el escenario alternativo sería un gobierno de socialistas con las formaciones nacionalistas que como todos ustedes saben defienden la desaparición de Navarra como Comunidad diferenciada y su absorción por Euskal Herria.

Desgraciadamente ha de ser así si se produce un cambio de gobierno diferente al actual, y siento decirlo aquí en presencia del candidato socialista al Gobierno de Navarra Sr. Puras, por el que tengo el máximo respeto.
 
El PSN no sólo no rechaza esta posibilidad, sino que ya ha demostrado en Navarra que allí donde ha podido formar gobierno con los nacionalistas, lo ha hecho, y por referirme a algo más reciente, sin ir más lejos antes de ayer el PSOE, junto a los nacionalistas vascos presentaron en el Senado cuatro enmiendas por un importe de 800.000 euros destinados a equipamientos de cuatro ikastolas, por cierto de la zona no vascófona. Así resulta que es el Gobierno del Presidente Zapatero quien decide a qué centros se ayudan en Navarra y a cuales no, lo que resulta una clara discriminación. No me extenderé en explicarles aquí todas las ayudas que las ikastolas reciben del Gobierno que presido.

Nos podrán decir que una coalición con los nacionalistas no supondrá ningún cambio en el estatus jurídico-político de Navarra, pero, ¿hay alguien que pueda creer a estas alturas que los nacionalistas puedan prestar su apoyo sin recibir nada a cambio?

Por tanto, los navarros deberían conocer claramente las posturas de cada partido con relación a la pregunta fundamental sobre el futuro de Navarra y esto es tan importante que no admite ni ambigüedades ni lenguajes oscuros.

¿Por qué ahora el Partido Socialista ha cambiado de opinión en cuanto a la conveniencia de suprimir la Transitoria Cuarta de la Constitución, que permite la incorporación de Navarra al País Vasco, incluso cuando su supresión ha sido aconsejada por el propio Consejo de Estado? Desde las filas socialistas se nos dice que no la consideran algo sustancial y que no están obsesionados con esta disposición, tampoco nosotros, el Presidente Zapatero dice que su modificación o supresión añadiría una tensión innecesaria al actual proceso. ¿No evoca esta tensión innecesaria un miedo a que ETA amenace con romper su alto el fuego?

Hablemos de la mesa de partidos.  ¿Cómo se justifica en un estado democrático la suplantación de la voluntad popular reunida en el Parlamento por una Mesa? Solamente en situaciones excepcionales, tales como en un marco pre-democrático, tendría alguna justificación ese procedimiento. Este falso supuesto, referente a las deficiencias de la democracia española, es lo que ETA ha mantenido a lo largo de su historia asesina.  Desde  Batasuna se defiende incluso, que frente a la tesis de las dos mesas, una en Navarra y otra en el País Vasco, haya solamente una, porque «el conflicto político es uno».

En Navarra, donde, al igual que en el resto de España, se han realizado elecciones perfectamente democráticas durante más de un cuarto de siglo, se ha dejado rotundamente claro lo que piensan y quieren los navarros. Es el Parlamento el escenario donde debería tener lugar cualquier tipo de diálogo. Y aquí nos encontramos de nuevo con la ambigüedad socialista. Pues bien, aunque el PSN no aboga por la mesa en Navarra, sus compañeros en el País Vasco sí lo hacen. Fernando Puras rechaza el Órgano Común entre Navarra y el País Vasco pero sus compañeros en el PSE negocian con PNV y Batasuna. Es imposible mantener permanentemente posturas tan contradictorias.

Todas las evidencias nos llevan a pensar que las decisiones sobre Navarra que provengan del ámbito socialista únicamente se tomarán en Madrid.

Como hoy decía en la prensa nacional la socialista Maite Pagazaurtundúa, es imposible que ETA y Batasuna acepten soluciones democráticas y dentro del marco de las leyes, por eso como he  dicho en numerosas ocasiones es necesario recomponer la unidad de los demócratas. Esa será la mejor garantía de derrotar al terrorismo y tener un futuro en paz y en libertad para las próximas generaciones, en este escenario Navarra sí quiere estar presente y participar de ese proceso.

Si algo tenemos claro y hemos aprendido los que tenemos responsabilidades políticas es que el nacionalismo nunca estará satisfecho, porque su insatisfacción es la que justifica su misma existencia. Pablo Iglesias y Sabino Arana son incompatibles.

Nos dicen que UPN crispa con sus convicciones, mientras que el PSN se muestra receptivo a las posturas nacionalistas, aunque dice que no las comparte. Así es fácil evitar  la crispación, con un lenguaje ambiguo, aderezado de obviedades, que fomenta la confusión y favorece el oportunismo.

Mi gobierno no transmite crispación; solamente crispa a los que ven que su proyecto político no avanza, mientras que Navarra sí lo hace. Siempre ha habido un pacto en Navarra que propiciaba que los dos partidos mayoritarios UPN y PSN apoyaran al partido que estuviera gobernando la Comunidad. Tales pactos aseguraban que Navarra estuviera gobernada desde el consenso entre las dos formaciones que representan cerca del 80% de la población, el PSN tiene la obligación de explicar con claridad a los navarros por qué rompe con esa dinámica, que, además, ha supuesto hasta ahora el blindaje de Navarra ante los deseos anexionistas de los nacionalistas.

Ante este panorama político de amenazas procedentes del País Vasco, el Gobierno de Navarra que formamos UPN-CDN defendemos la continuidad de Navarra como Comunidad diferenciada integrada en España, porque esa ha sido su historia, porque así lo han decidido los navarros en las urnas durante los últimos 28 años, y porque no queremos poner en peligro la Navarra de hoy,  paradigma de pluralidad, progreso, modernidad y solidaridad.

Todos, todos queremos la paz, pero no a cualquier precio. No vamos a callarnos por miedo a que se nos acuse de inmovilistas. Sospechamos de aquellos que tienen prisa en el actual proceso de alto el fuego, porque creemos que quieren sacar réditos electorales de una sociedad todavía en parte bajo el síndrome de Estocolmo. Nosotros no queremos pagar con nuestro silencio el supuesto agradecimiento que debemos a los que ahora dicen que no van a matarnos. 

No hacemos uso partidista del terrorismo, pero tampoco vamos a apoyar al gobierno en sus equivocaciones. Si callásemos, no caminaríamos hacia un horizonte de paz, sino de nacionalismo obligatorio y antidemocrático. Todos deseamos el final del terrorismo, pero no a costa de la justicia y de nuestra libertad.

No puedo ahora dejar de referirme a las víctimas que han caído en defensa de nuestra libertad. Cuando recientemente se ha dudado desde el Gobierno del Presidente Zapatero, y desde algunas fuerzas políticas de Navarra de la naturaleza terrorista de algunos hechos -tal como ocurrió con el atentado de Barañáin, ahora reivindicado por ETA- se ha vuelto a evocar la terrible soledad que durante tanto vivieron las víctimas del terrorismo.  Las víctimas no son minusválidos intelectuales o morales, sino más bien referentes fundamentales para señalarnos el camino hacia la verdadera libertad.

Porque ha sido la defensa y el ejercicio de nuestra libertad los que han hecho posible que Navarra esté hoy en la vanguardia del progreso y la modernidad. No es una vana afirmación retórica triunfalista, permítanme que la sustente con los siguientes datos del progreso alcanzado en Navarra:

Navarra tiene una renta personal que, en paridad de poder adquisitivo, ronda el 125 de la media europea. Sólo los ciudadanos de dos países de la Unión Europea, Irlanda y Luxemburgo, superan el nivel de renta de los navarros. Navarra es la región española con mayores ingresos medios por hogar: un 27% más que la media española.

Somos pioneros en centros de I+D+i, con un gasto del 1,67% del PIB frente al 1,13% de media en España. Nuestra política se basa en un apoyo decidido a sectores como la biotecnología, la biomedicina, la nanotecnología, la arquitectura bioclimática, la agroalimentación, la automoción, las energías renovables y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Tenemos una tasa de desempleo del 5%, la más baja de España por Comunidades.

Hemos construido vías de gran capacidad que nos conectan con todas las capitales vecinas. En este capítulo quisiera aprovechar esta oportunidad para pedir públicamente al PSN que apoye la reiterada solicitud que está haciendo mi Gobierno para que el Gobierno de España nos permita realizar las obras del AVE con cargo al concierto económico entre Navarra y el Estado, tal como lo han acordado para el País Vasco. Ni más ni menos.

En los próximos meses el 100% del territorio navarro tendrá banda ancha en telecomunicación. Somos autosuficientes en energía, gracias a la apuesta que hizo Navarra hace años por las energías renovables, y en breve seremos exportadores netos de energía.

Tenemos el suministro de agua ya garantizado para muchos años, gracias a la construcción del Embalse de Itoiz y el Canal de Navarra, que transformará 46.000 hectáreas de secano en regadío y cambiará los usos de la agricultura.

Tenemos una población con un alto nivel de formación conseguida con una oferta educativa de calidad que incluye tres universidades. Una Comunidad que se enorgullece de su historia y de su cultura, pero que no permite ni que nuestra lengua y cultura vascas sean meros instrumentos políticos para una construcción nacional anacrónica, ni que deliberadamente se confundan con fines totalitarios similitudes culturales y lingüísticas entre el País Vasco y Navarra.

Disponemos de una red asistencial básica que atiende a la población más desfavorecida y que contempla residencias de tercera edad, atención educativa de 0 a 3 años; una asistencia domiciliaria, la más alta de España; ayudas complementarias a las pensiones de viudedad para equipararlas al salario mínimo interprofesional, y las personas con gran dependencia reciben ya una ayuda de 360 euros al mes.

Estos datos muestran una sociedad con un estado de bienestar de calidad sostenido por el gasto público por habitante más alto de España. Y una sociedad solidaria hacia afuera, dedicando el porcentaje más alto del PIB a ayuda al desarrollo de todas las CCAA.

En resumen, un alto grado de formación, investigación, desarrollo e innovación, infraestructuras, agua, energía, estado de bienestar y progreso social basado en la  igualdad de oportunidades, son las bases establecidas que garantizan nuestro futuro.

Los navarros no van a poner en peligro estos logros permitiendo claudicar antes las pretensiones nacionalistas que acabarían con su personalidad milenaria y con su dinamismo actual. No quieren una Comunidad vigilada por los fanáticos obsesionados en su «construcción nacional», una entelequia donde el individuo es un mero instrumento del territorio, ya que será excomulgado todo aquél que no comulgue con el credo nacionalista.

Defendemos, en definitiva, que Navarra siga siendo fiel a lo que ha sido durante casi un milenio: un viejo reino, puerta de Europa para España; lo que ha sido durante quinientos años, Comunidad diferenciada y parte de España, y ahora, parte de la Unión Europea.

Todo ello lo defendemos no desde un determinismo histórico por encima de la voluntad democrática de los ciudadanos, sino porque consideramos que la estructura política de España y Europa en general, y de Navarra en particular, ha costado muchos siglos construir, y su actual marco, con una permanente actualización legislativa democrática que garantiza que todos los ciudadanos puedan ejercer sus derechos y cumplir sus obligaciones en libertad.

Queremos seguir, sin complejos ni injerencias, por la senda del progreso marcada por la Constitución de 1978, una senda que nos ha impulsado a los ciudadanos a cotas siempre más altas de libertad, cohesión, progreso y bienestar. Logros que ahora disfrutamos y que dependerá de un consenso político que represente a la mayoría de ciudadanos navarros, que se puedan seguir manteniendo en el futuro por el interés general de Navarra.  A todos ustedes mi agradecimiento por su atención y mi disposición a contestar sus preguntas.

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