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¿Por qué no nos «toca»?

Acabo de leer unas declaraciones del secretario general del PSN, Carlos Chivite, contrarias a la demanda de que, si se aborda la reforma de la Constitución, se suprima la disposición transitoria cuarta que recoge la posibilidad de que Navarra se integre en Euskadi.>

En este juego de la Parrala sí, la Parrala no, al que nos quiere acostumbrar el PSOE, ahora Chivite dice que la supresión de la transitoria «no toca». Y que, además, no es una cuestión que «interese a los navarros, centrados en temas como la vivienda, la educación o los servicios públicos».

Nos dice Chivite justo, justito, lo contrario de lo que había venido diciendo hasta ahora. Lo hace al día siguiente de que los dirigentes socialistas marcaran criterio desde Madrid. Y sin ponerse colorao.

Creo que Carlos Chivite se equivoca. O más bien, que afirma lo que no piensa; y que lo hace porque antepone su condición de socialista a la de navarro; y, además, es débil y no le queda más remedio que decir «amén» al «jefe» de su partido; a Chaves.

Porque para los navarros no es en absoluto baladí que exista una disposición transitoria –¡desde 1978!- para propiciar específicamente e in aeternum –que es lo opuesto a transitorio- la integración de Navarra en Euskadi. Una previsión «peculiar» que, por cierto, no se establece con carácter general en relación con la integración de ninguna Comunidad Autónoma en otra. Más bien al contrario: incluso el art. 145 de la Constitución prohíbe expresamente la federación de Comunidades Autónomas.

Es chocante que Chivite diga que a Navarra no le «toca» suprimir esta disposición obsoleta con la excusa de que lo que les preocupa a los ciudadanos –y por ello al Gobierno ZP- son otras cosas.

Y lo es porque si en algo están afanados los socialistas, no es precisamente en atender «otras cosas», sino en un atolondrado proceso de reformas estatutarias y constitucionales con las que saciar –angelicos- la voracidad secesionista de sus socios. Ése es todo el eje de su agenda política: las mudanzas no se sabe muy bien hacia dónde; no lo sabe ZP; sus socios me temo que sí lo tienen muy claro.

Con los Carod, Ibarretxe, Llamazares y demás, y con un ZP cautivo de los mismos -de la aritmética-, toca. Con Navarra, no. Por lo visto, en materia territorial, para el Gobierno ZP sólo toca diálogo, talante y acuerdo (secreto-discreto) con independentistas y nacionalistas. A los leales, portazo. El presidente del Gobierno de España da cuerda –y expectativas- a los secesionistas. Y desdeña a quienes nos sentimos forales y, a la vez, españoles.

Eso sí, pretende –ya lleva un año- entretenernos a todos haciendo de juglar de discursos vacíos; con su sonrisa-monalisa y todo un recital de teatro y poesía bucólica: talante, ciudadanía y –en francés- «frategnité»… que sólo aplica a los socios.

Y si, mientras, alguien trabaja para desmontarle el Estado, a él qué. Si sólo es el Presidente…

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