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Para Catalán (UPN), el Plan Ibarretxe es una concesión a ETA y contraviene la legalidad

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El secretario general de UPN, Alberto Catalán, ha denunciado el comportamiento «irresponsable e incomprensible desde el punto de vista democrático que supone la defensa, en la actual situación de terrorismo, de propuestas soberanistas como el Plan Ibarretxe, que es una concesión a los terroristas, contraviene la legalidad vigente y no respeta la voluntad del pueblo navarro».

Según Catalán, la decisión del Tribunal Supremo de anular los cinco acuerdos del Parlamento vasco contrario a disolver Batasuna «demuestra que el PNV está actuando al margen de la ley y de toda lógica para defender a quienes están del lado de los violentos».

El secretario general regionalista ha aplaudido la decisión de las instituciones navarras en relación con el Plan Ibarretxe, «que era de esperar dado el rechazo de los navarros a los postulados nacionalistas y a la provocación continua y enfermiza que hace el Gobierno vasco, definiendo a Navarra como parte de la quimérica nación vasca y hablando de su futuro en una clara actitud paternalista y superior hacia la Comunidad foral».

 

Por ello, añade, «no tiene justificación el desprecio que evidencian los partidos nacionalistas que constituyen el Gobierno vasco, y de manera especial su cargo institucional más representativo, el Sr. Ibarretxe, a la voluntad del pueblo navarro, relegando nuestro pasado, presente y futuro a los intereses únicos de la Comunidad Autónoma Vasca».

 

Por desgracia para los demócratas, lamenta, «su quimera de una país libre asociado está por encima de la voluntad de los navarros, de las víctimas del terrorismo, de la legalidad vigente y del sentido común».

 

Triste coincidencia con el juicio por el asesinato de Blanco

Catalán ha lamentado también la triste coincidencia que supone que la propuesta de los partidos nacionalistas vascos, incluida IU, se aborde en el Parlamento vasco al mismo tiempo en que se celebraba en Madrid el juicio contra uno de los asesinos de Miguel Ángel Blanco, «asesinato que generó el nacimiento del Espíritu de Ermua, conllevó una rebelión social que dejó a algunos representantes políticos fuera de juego y puso contra las cuerdas a ETA y a los colectivos que le amparan».

 

En referencia a este hecho, Alberto Catalán ha señalado que «el pueblo, por primera vez, se situaba por delante de sus representantes políticos, quienes comprobando la reacción popular realizaron todo tipo de manifestaciones públicas de aislamiento de ETA y de sus cómplices. Sin embargo, hoy olvidan sus compromisos y optan por todo lo contrario, amparar a ETA y Batasuna, como hace Ibarretxe con este plan y realizan PNV y EA en el Parlamento Vasco y otros ayuntamientos no disolviendo los grupos proetarras».

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