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A vueltas con las infraestructuras

En esta poca del año, inmersos que  nos encontramos en los debates presupuestarios  en las distintas administraciones públicas, vuelve a reabrirse el dilema referente a las inversiones en obras  públicas.

En estos momentos de crisis, aunque este momento esté resultando ya demasiado largo y se haya convertido en un periodo, es fundamental apretarse el cinturón y ahí que haya que recortar los gastos, en eso estamos todos de acuerdo. Lo difícil es dónde meter la tijera.

Y aquí radica la dificultad de la confección de un presupuesto. Hay que ser capaz de mantener los gastos fijos, atender a todas las prestaciones sociales, no se pueden cerrar colegios institutos u hospitales, pero además los presupuestos tienen que ser capaces de generar ingresos y eso sólo se consigue con las inversiones productivas.

Los partidos que se autodenominan de izquierdas defienden sus tesis de que se invierte demasiado en ladrillo, que se gasta demasiado en cemento, que no se atiende a los gastos sociales, pero se olvidan de los enormes beneficios sociales que genera la creación  de puestos de trabajo, la generación de actividad en las empresas.

Si se invierte en ladrillo, se invierte en cemento, se generan puestos de trabajo. Se genera actividad en las empresas, que no se verán obligadas a enviar al paro a sus trabajadores y eso supone una doble lectura.

Todos aquellos trabajadores que están ocupados son menores consumidores de los recursos públicos. Ni ellos ni sus familias serán grandes demandantes de recursos públicos, no porque no tengan derecho a ello sino porque no los precisan porque son autosuficientes. Además, los propios trabajadores generan recursos para la administración con sus cotizaciones a las arcas públicas.

Y tampoco podemos olvidarnos de los beneficios que generan las actividades de las empresas, no solo directamente sino también indirectamente; es la mancha de aceite que se extiende…

Qué fácil es hacer demagogia  con el tema presupuestario y decir que el dinero hay que gastarlo en prestaciones sociales, pero esto debería ser el último recurso. Deberíamos pensar cómo funciona cada uno en su casa. Si no se generan ingresos  no se puede gastar, porque gastar y gastar y gastar….  solo lleva a la ruina.

Hay que apostar por las inversiones productivas y las infraestructuras son una de ellas.

Ahí queda eso, para la reflexión de cada uno….

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