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¡Que alguien me lo explique!

Y parece ser que un obispo católico habría mediado entre él y el gobierno en un gesto humanitario- para que la abandonase desde el día 8 de octubre.

¿Alguien me puede explicar por qué desde la izquierda se jalea el derecho a morir libremente de los enfermos terminales y, cuando otro «enfermo» (¡que ha matado a sangre fría a 25 personas y cada vez que lo recuerda se descojona!) decide poner fin a su vida, todos debemos hipotecar nuestra dignidad para que abandone su libre decisión?

Estoy cansado de leer textos de la izquierda española e internacional que hablan de la libertad, la autonomía y la libre decisión ante la muerte en los que se defiende el que cada uno haga lo que quiera con su vida, y ahora va y nos parece casi inmoral que este individuo decida no seguir entre los vivos. No lo entiendo.

Menos entiendo, el argumento ese de la humanidad que se esgrime al justificar la participación del obispo vasco en este asunto. Asco es lo que me produce a mí. Humanidad tal vez sea vernos libres de psicópatas que mañana volverán a asesinar porque se creen dioses.  ¿O eso no le importa al sr. obispo.

Este mismo obispo podía haber concentrado sus esfuerzos en explicarle al asesino, que una sociedad sana no puede someterse a su chantaje, y que asesinar y amenazar, aunque sea en nombre de Euskadi, no está bien. Nada bien.

Dentro de unos días De Juana, comparecerá públicamente ante la Audiencia Nacional, y siguiendo una estrategia bien pensada, aparecerá ante los medios de comunicación arropado por los suyos como el «ecce homo» vasco redivivo, el Ortega Lara de las cárceles españolas. Al tiempo.

Y todo gracias a la humanidad del sr. obispo Uriarte. ¡Jó que tropa!

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