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Enseñando a odiar

Carlos Salvador, diputado de UPN

Lejos de una saludable y mínima autocrítica, recibimos la contestación airada de uno de los portavoces de EA para quien (los de UPN) tenemos «nostalgia de los tiempos en que los materiales educativos se imponían desde instancias no democráticas, censurando y controlando hasta el mínimo pequeño detalle que no se correspondiera con lo dictado por el gobernante» y pretendemos «instaurar, sin complejos, el sistema educativo propio de un régimen dictatorial». Por lo que nos recomienda «que guardemos nuestras obsesiones políticas para la intimidad» y lamenta que «el Gobierno de Navarra se dedique a perseguir y rastrear la educación que se imparte en la Comunidad, con la que compartimos lazos culturales y lingüísticos».

A esta crítica, bien se le podría aplicar aquello de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio, pero, con todo, permítannos añadir al debate unas reflexiones sobre estos  comentarios:

1º Lo más llamativo de todo, es que en su crítica no haga ninguna mención a nuestra tesis de que esta pedagogía explica en gran parte el fenómeno de la violencia terrorista. O no le parece trascendente esta crítica o se calla su opinión. ¿Por qué?

2º También resulta muy significativo que en su crítica, en ningún momento, niegue los hechos que nosotros denunciamos. O sea que queda claro que son la pura verdad.

3º Resulta chocante, por otra parte, que entienda como una «obsesión política» el empeño de UPN en la defensa de la configuración actual de nuestra Comunidad Foral. Entonces, ¿cómo calificaría a quien defiende una ficción política denominada ahora Euskal Herria (antes Euskadi) siguiendo su mismo argumento? ¿Loco de atar?

4º Por último, son muy poco creíbles y en extremo paradójicas las referencias a que nosotros dictemos los contenidos de los libros, cuando lo que denunciamos es precisamente eso: que un partido proyecte su programa y su ideario político sobre el material empleado en los colegios. 

En serio sres. de EA, reconozcan que comparten esa visión partidista de la realidad histórica y actual de nuestra Comunidad Foral, que les parece muy bien lo que hace el gobierno vasco y déjense de excusas. Sí no pasa nada. ¡Nadie se lo impide!

Y digan también que lo que de verdad desean es que esos mismos contenidos –falsos- se puedan imponer «democráticamente» en todos los centros públicos, privados y concertados de Navarra (cosa que hasta ahora no ha podido ser porque UPN no lo ha facilitado). Y digan también que, a la mínima que el PSN se ponga a tiro, es lo primero que van a exigirle en una negociación política para «cambiar Navarra» juntos.

Las sociedades mediatizadas por los nacionalismos étnico-lingüísticos proyectan sus miedos y sus odios contra los demás, porque necesitan un enemigo que justifique su propia existencia. Y lo hacen utilizando todos los medios, incluido el de falsear los contenidos de los libros de texto y manipular así a los más pequeños.

En UPN sólo queremos que nuestros hijos no estudien esas mentiras, no aprendan a odiar a otros españoles y no acepten como inevitable el fanatismo victimista que otros alientan y aprovechan.

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