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Regreso a Etxarri-Aranatz

Acabo de leer el libro del periodista navarro Javier Marrodán titulado «Regreso a Etxarri-Aranatz», y quisiera, desde esta modesta tribuna, felicitar al autor y recomendar vivamente su lectura a todos los lectores de La Estafeta.

El libro describe las vivencias de muchas víctimas del terrorismo en un recorrido por los últimos 25 años de azote terrorista con epicentro en nuestra tierra. Sirvan estos párrafos del libro, entresacados de forma aleatoria, para rendir un cálido homenaje, a quienes representan, son y serán lo mejor de nuestra sociedad, en unos días cargados de recuerdos y homenajes (X Aniversario del asesinato de Gregorio Ordóñez, Manifestación de la AVT en Madrid). Ahí ván:

«Como creyente, ofrezco el perdón sincero, aunque dolorido, para todos los que han intervenido en el asesinato de mi marido, sean informadores o ejecutores». Rosa Muntiñano (viuda de Jesús Ulayar, Alcalde de Etxarri-Aranatz, asesinado por ETA).

«Fue un hombre de una pieza que vivió con naturalidad y convicción su triple identidad de vasco, navarro y español.» (Jesús Ulayar Muntiñano)

«Somos más y mejores las personas que creemos en la convivencia pacífica y en que la discrepancia política no será nunca justa si a todos no se nos dan las mismas oportunidades de ámbitos libres y abiertos, blindados a las amenazas de los terroristas, de sus amigos y de quienes miran indiferentes mientras no sean suyas la libertad y la vida amenazadas». (Jose Ignacio Ulayar Muntiñano)

«Ya no podemos ni debemos mirar para otro lado. Cada día que pasa sin que todos los ciudadanos hagamos lo que esté en nuestra mano, dejamos que unos sobresaltados nos dirijan a empujones al precipicio. Se hace necesario tomar conciencia de que defender lo que tenemos es tarea de todos, de que toca arriesgar algo de nuestra comodidad para defender y mejorar aquello que costó muchísimo esfuerzo y sacrificio conseguir». (Ramón Ibarrola).

Yo no necesito muchas más pistas para saber porqué matan los asesinos de ETA, cual ha sido la respuesta, siempre admirable, de las víctimas, y qué debemos hacer para poder superar tanto odio. Solamente tenemos que ponernos manos a la obra, y creo, sinceramente, que ese esfuerzo se lo debemos a las víctimas.

Dedico esta tribuna a quienes desde el dolor, la injusticia, la rabia y el silencio, nos muestran día a día, con su ejemplo, el camino de la decencia, la dignidad, la libertad y la paz. Y en especial a Javier Toca (hijo de Alberto Toca Echeverría asesinado el 8 de octubre de 1982) que, como buen amigo, siempre está ahí. Siempre.

Carlos Salvador Armendáriz
Diputado por Navarra (UPN)

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