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¿A DÓNDE NOS LLEVAS, PRESIDENTE? 4. Presidente, queremos saber

A 29 de abril tenemos dos novedades sobre este asunto. La primera refiere que Rodríguez Zapatero ha ordenado al PSOE vasco facilitar en última instancia la investidura de Ibarreche. Para mí la cosa está clara. Explorar las posibilidades de avanzar por la senda de la propuesta de Anoeta es prácticamente imposible si no hay un lehendakari nacionalista. Otra vez el engaño. Porque con este gesto se pretende hacer creer a la opinión pública la generosidad y el «sentido de Estado» del PSOE al renunciar a la posibilidad de liderar un gobierno constitucionalista con tal de evitar la alianza PNV-EHAK. Se evita de esta forma la instalación en Ajuria Enea de un gobierno prisionero de la izquierda abertzale. A Ibarreche las cosas se le ponen más que bien. Puede reeditar el tripartito sin pagar precio alguno y pactar con el PSOE. «No te preocupes, le han dicho. La mayor parte de tu plan, quitando la hojarasca wagneriana del preámbulo, va a tener encaje en paralelo con el que actualmente cocina Maragall. Verás como hablando nos entenderemos». Al mismo tiempo se arrincona al PP que, como siempre, sólo sabe crispar y jugar a la contra, y se satisface el pacto de Maragall con Esquerra Republicana de Cataluña que exige que con los populares ni a heredar en ninguna parte del «Estado». >

Lo cierto es que Rodríguez Zapatero con este gesto de buena voluntad proporciona un impresionante balón de oxígeno al PNV y rinde pleitesía a Ibarreche. Tenía razón el lehendakari la noche electoral cuando, sin poder disimular su pesar por el clamoroso fracaso del intento de convertir las elecciones en un plebiscito de su plan, expresaba su júbilo porque la baraja estaba de nuevo en sus manos y sólo ellos podían repartir las cartas. He aquí un nuevo frente propicio al chantaje político. Porque al PNV siempre le quedará EHAK para forzar a Rodríguez Zapatero a la componenda. Es muy posible que a estas horas ERC trate de convencer a ETA, si no lo ha hecho ya, de la conveniencia de una tregua para que en un escenario de paz pueda afrontarse desde Cataluña y el País Vasco –y quien sabe si también desde Galicia, en el supuesto de que el PP pierda el Gobierno- el definitivo asalto a la Constitución española para acabar con la idea de España en ella subyacente. Tiempo al tiempo. Y ojalá todo esto sean elucubraciones mías.

La segunda noticia procede del Fiscal General del Estado. Abrumado ante la cada vez mayor evidencia de la simbiosis existente entre el Partido Comunista de las Tierras Vascas y ETA-Batasuna, Conde-Pumpido se ha visto obligado a reconocer que la presencia de interventores proetarras en las mesas electorales en representación de EHAK podría servir de prueba para instar la ilegalización. Hasta ahí bien. Pero a renglón seguido, el Fiscal se apresura a señalar que será imposible evitar que los comunistas de las tierras vascas consigan sus escaños. El engaño es aún más escandaloso que el anterior, porque la ley de partidos permite solicitar la suspensión del partido, al tiempo de presentar el incidente de ilegalización. El Tribunal Supremo podría entender que la fraudulenta presentación a las elecciones provoca la nulidad radical de sus candidaturas. Estas últimas revelaciones han puesto de manifiesto la burda maniobra del Gobierno y la Fiscalía.

Sin duda, el sanedrín de Moncloa pensó de la siguiente forma: «Ilegalizamos la llamada «lista blanca». Miramos para otro lado con EHAK. Y si la presión de la opinión pública, amparada en el descubrimiento de hechos irrefutables nos obliga a instar la ilegalización la promoveremos cuando los diputados electos hayan tomado posesión de sus escaños. Será un brindis al sol pero quedaremos bien con todos». El engaño reside en que ilegalización no priva a los electos de su condición de parlamentarios. No podrán funcionar como Grupo pero ya hemos visto cómo la Mesa del Parlamento se las ingenió para no disolver el grupo de Batasuna en la pasada legislatura.

El precio del deshonor

No se puede hacer más destrozo a la política antiterrorista. ¿Veremos al Estado español ponerse de rodillas con el señuelo de conseguir la paz? Se dirá que Aznar mantuvo conversaciones con ETA. Y es cierto. Pero tan pronto como los comisionados del Gobierno, enviados con luz y taquígrafos a Ginebra, tuvieron conciencia de que ETA quería poner precio político a la paz sin moverse un ápice de la reivindicación de independencia y que, además, pretendían una negociación de tú a tú con el Estado, se levantaron de la mesa y regresaron a casa para no volver.

Pide Rodríguez Zapatero al PP respaldo si se abre un proceso de paz con ETA en el caso de que se den las circunstancias adecuadas. ¿Pretende conseguirlas entregando de antemano a los terroristas lo que con tanto esfuerzo se había conseguido en los últimos años de unidad contra ETA?

Conviene no perder de vista la sabia reflexión del gran político británico del siglo XX, Winston Churchill, cuando conoció el pacto de Munich alcanzado por Hitler con Francia e Inglaterra. «Cuando se quiere la paz al precio del deshonor se obtiene el deshonor pero no se consigue la paz». Cuando Winston Churchill pronunció esta profética frase estuvo a punto de ser lapidado por la opinión pública de su país. Pocos meses después fue llamado para presidir un gobierno de salvación nacional capaz de hacer frente a la voracidad genocida y criminal del Führer. Enderezar el rumbo costó sangre, sudor y lágrimas. Demasiadas.

Rodríguez Zapatero se comprometió a gobernar con total transparencia. En este asunto reina total opacidad. Por eso formulo una pregunta. ¿A dónde nos llevas, presidente? Tu sonrisa no bastará para producir la rendición de ETA.

No espero recibir ninguna respuesta a mi pregunta, pero al menos confío en que el presidente será comprensivo con aquellos ciudadanos que, como yo, queremos saber la verdad. Esto último le suena a algo, ¿verdad presidente?

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